CARTAJIMA

Cartajima es un municipio español de la provincia de Málaga, Andalucía, situado en el oeste de la provincia en el Valle del Genal, siendo una de las poblaciones que conforman la comarca de la Serranía de Ronda.

Por carretera se halla situado a 111 km de Málaga y a 646 km de Madrid.

El nombre de “Cartajima” es de origen árabe-tagmazib, “Al-Z’jaima”, (el lugar de la altura, según me cuenta un amigo rifeño). En los primeros textos cristianos aparece como Xaritalxime. Es el pueblo situado a mayor altura en toda la comarca, por lo que coincide con su emplazamiento. Tenemos el nombre de varias zonas y fincas, que tienen nombres árabes: Benahayón, Benajeriz, Benahazín, Benajanná, Benajarín. Conquistada Ronda por los Reyes Católicos y rendidos los demás pueblos, Cartajima siguió habitada por abundante población morisca (que seguían con sus ritos religiosos) y sufrieron la persecución y procesos judiciales de parte del Santo Oficio a lo largo del siglo XVI. Sobre todo por las costumbres musulmanas del ayuno y de sacrificar a los animales degollándolos, para desangrarlos, y esta labor sólo la podía realizar un “santón” varón circundado que realizara todos los rezos diarios, como manda el Corán. Según narran crónicas de la Inquisición.

Visita la web de Cartajima: 

CARTAJIMA

Cartajima es un municipio español de la provincia de Málaga, Andalucía, situado en el oeste de la provincia en el Valle del Genal, siendo una de las poblaciones que conforman la comarca de la Serranía de Ronda.

Por carretera se halla situado a 111 km de Málaga y a 646 km de Madrid.

El nombre de “Cartajima” es de origen árabe-tagmazib, “Al-Z’jaima”, (el lugar de la altura, según me cuenta un amigo rifeño). En los primeros textos cristianos aparece como Xaritalxime. Es el pueblo situado a mayor altura en toda la comarca, por lo que coincide con su emplazamiento. Tenemos el nombre de varias zonas y fincas, que tienen nombres árabes: Benahayón, Benajeriz, Benahazín, Benajanná, Benajarín. Conquistada Ronda por los Reyes Católicos y rendidos los demás pueblos, Cartajima siguió habitada por abundante población morisca (que seguían con sus ritos religiosos) y sufrieron la persecución y procesos judiciales de parte del Santo Oficio a lo largo del siglo XVI. Sobre todo por las costumbres musulmanas del ayuno y de sacrificar a los animales degollándolos, para desangrarlos, y esta labor sólo la podía realizar un “santón” varón circundado que realizara todos los rezos diarios, como manda el Corán. Según narran crónicas de la Inquisición.

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